Adventure of a lifetime. Coldplay

¨You make me feel, Like I´m alive again¨

Desde tiempos inmemorables he deseado con todo mi corazón tener un hotel en la playa y vivir ahí. Probablemente porque íbamos muy seguido y por muchos días. Recuerdo pasar semanas enteras en Manuel Antonio o Montezuma, en unos super campamentos que armaban los adultos con todas las comodidades para pasar largas temporadas allá. Luego pasó el tiempo y esos adultos (por dicha) no volvieron a acampar, sino que ya íbamos a casas u hoteles. No sé cuántas anécdotas tengo de esos años de vida, desde dormir en una hamaca toda la tarde, hasta amenazar a mi prima con matarla con un cuchillo (y es cierto) por burlarse porque me tocaba lavar los platos.

Tiempo después vino el momento de empezar a ir a la playa con novios y amistades. Y así seguí, por el resto de mi vida. Hubo años en los que iba muy seguido y otros no tanto. Pero el deseo se mantenía intacto. Siempre viendo los hoteles donde me quedaba, entendiendo como funcionaban, qué tenían de especial, cómo podrían mejorar.

Es habitual que hable del tema, con quien sea, buscando inconscientemente alguien que me dé bola y me diga, hagámoslo, lo cual no ha pasado aún. Así que un día cualquiera estábamos en una playa después de hacer stand up paddle y me dijeron: mejor compre un lote, cuando pueda construye, pero no un hotel porque es muy caro. En ese momento dije: ¿why not?

Me puse manos a la obra y empecé a buscar bienes raíces en Guanacaste, luego de haber ido unos días antes y enamorarme una vez más del lugar, que tenía tiempo de no ir. Encontré varios lotes, hice mis contactos y fui de paseo junto con mi madre al ¨lot hunting @ Guana¨. Primero Playa Grande y luego Playa Negra. En esta última, fue amor a primera vista. No puedo explicar con palabras lo que sentí a ver el lugar, solo dije: es tan ¨Guana¨ que no tengo dudas, este es mi lote y la zona donde quiero construir. (quienes conocen Guanacaste me entenderán)

Tengo la idea perfecta de cómo va a ser la casa, cada habitación, el diseño, el jardín y piscina. Mi cuarto con su cama enorme donde voy a poder acostarme a ver por la ventana el paisaje. Ahí, donde mi niña interior y yo, pasaremos lindos días haciendo nada, simplemente disfrutando del momento. Nadie nos va a quitar esa sensación de felicidad nunca más.

Así que bueno, ahora con 44 años de edad, estoy buscando cumplirle el sueño a esa niña de 12 años que tanto palo ha llevado. Hoy ella se va a sentir orgullosa y feliz de que podrá vivir lo que siempre quiso.

Es riesgoso, pero prefiero tener ansiedad y pánico por un salto a lo desconocido, que por quedarme con la idea de lo que pudo ser, sobre todo cuando se trata de sueños de niña.

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