Salpicarse

Todo esto de la infidelidad y de como manejamos nuestras emociones es todo un tema.

Hay quienes satanizan dar vuelta, que le den vuelta y ser la vuelta. Si, las tres cosas no son experiencias bonitas y lo peor es que en algún momento podemos estar en cualquiera de esas situaciones y las razones pueden ser vastas. 

Dar vuelta: sinónimo de puse los cuernos, fui infiel o como se quiera llamar ¿Lo he hecho? si, muy pocas veces en mi vida. Puedo decir que no me gustó, porque soy muy mala mintiendo, así que me daba terror que mi pareja se diera cuenta y hasta pensaba que durmiendo se me iba a salir el nombre del susodicho con el que había estado. Saber que había hecho algo que iba a hacer sentir mal a la otra persona, hizo que simplemente, no lo volviera a hacer. No es mi personalidad andar por la vida mintiendo, escondiéndome, ni poniendo en peligro una relación. Entiendo que la adrenalina que conlleva puede ser placentera para muchos, pero es un desgaste terrible, con el cual no estoy dispuesta a lidiar. Después de haberle dado vuelta a mi novio, hice un poco de introspección y me di cuenta que ya no quería estar mas con él, que ya nos estábamos faltando el respeto en muchos aspectos y esto había sido la gota que derramó el vaso. Recuerdo que ese día… nos levantamos temprano y fuimos al funeral del abuelo de mi novio; vi a su abuelita triste frente al ataúd, y dije ¨si ella puede sobrevivir a esto, yo también¨. Así que, con esa analogía un poco extraña, tomé las fuerzas necesarias y terminé los siete años de relación; él nunca supo que su abuelita y el hecho de que le haya dado un beso a otro, hizo que me diera cuenta que no teníamos futuro juntos.  No fue fácil, no me siento orgullosa, pero gracias a eso, aprendí. 

Ser la vuelta: sinónimo de soy la otra. Socialmente esta es la peor de todas; aunque si me preguntan, ¨dar vuelta¨ debería tener el primer lugar en el podio. Porque al fin y al cabo, la persona faltando el respeto es la que está en una relación. Pero bueno, pueden haber mil razones por la cuales de repente nos ponemos en esa posición de ¨ser la vuelta¨. Una vez en la vida lo hice y puedo decir que fue de las experiencias mas extrañas que he pasado; él tenía novia, mil pensamientos venían a mi mente en ese periodo de tiempo; nunca imaginé estar en esa posición, porque siempre la había criticado. Pero como el universo siempre se encarga de darle a uno por donde más le duele, me envió a esa persona para que viviera la experiencia y probablemente… viera que siempre hay una razón para todo, lógica o no. Aprendí mucho de eso, me di cuenta de que al estar con alguien no disponible, yo también me puse como ¨no disponible¨ (de forma inconsciente) porque al estarlo, terminaría reconociendo que tenía que trabajar un poco más en mis límites, en lo que quería para mi vida y sobre todo en mi amor propio. No fue fácil, no me siento orgullosa, pero gracias a eso, aprendí. 

Me dieron vuelta: a.k.a. me pusieron los cuernos. Esa si fue la peor, porque me dieron directo al ego. Estaba casada (según yo en ese momento, felizmente casada) teníamos casi año y medio de estarlo, cuando todo explotó. Sentí mucha vergüenza, tardé meses en contarle a la gente más cercana lo que estaba sucediendo, porque para mi era un fracaso. Intenté perdonarlo por amor (aunque ahora se que era por seguir casada a toda costa) pero no pude. Mi ex marido tuvo una relación por mucho tiempo con su amante, no era algo pasajero; encontré cartas de amor, notitas con chocolates, etc. Tras de eso, trabajábamos todos juntos en el mismo lugar, así que fue todo un caos. De verdad que es un golpe al autoestima inmenso. Me quedé callada, no hice mayores dramas públicamente porque siempre dije, que ante todo iba a ser una dama; ya para la telenovela, mi marido y amante habían hecho suficiente. La culpé a ella en muchos momentos, la odiaba, mis amigas querían ir a matarla (metafóricamente) yo también, pero como dije, ante todo sería una dama. Además, era claro, que el que estaba casado era él y pues nadie le puso una pistola en la boca para que tuviera una amante. Fueron meses de angustia, llanto y terapia; hasta que todo pasó, como siempre, todo pasa. Hoy le doy gracias a esa muchacha (en serio) por haber sido esa amante y a mi exmarido (en serio) por su infidelidad, porque por eso pude darme cuenta de las cosas que había que trabajar emocionalmente en mi vida: mi relación con mi padre, conmigo misma y con los demás. Hoy se que fue la mejor decisión y estoy feliz de haberlo hecho, sin rencores, sin enojos. Yo no facturé económicamente (la de eso fue mi psicóloga jaja) pero si facturé emocionalmente. No fue fácil, pero gracias a eso, aprendí. 

Cada quien maneja su duelo como quiere y sobre todo, como puede. Cualquiera de los tres casos tienen duelo, porque al final llevan a una ruptura o disrupción, no solo de parejas, sino social y psicológica. Estamos quienes no decimos mucho y los que dicen de todo y más; ninguna de estas es mejor o peor que la otra, simplemente son formas de manejar situaciones de la manera que consideramos mejor, de acuerdo a las herramientas emocionales que tenemos. 

De nuevo, no fue fácil, no me siento orgullosa, pero si… porque siempre SIEMPRE se aprende y se aprehende, solo que en ese momento no lo tenemos tan claro. 

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