Freedom. George Michael

¨Freedom, I wont let you down, Freedom, I will not give you up, Freedom, gotta have some faith in the sound¨

Hace unos días soñé que andaba en patines (de esos de antes con cuatro ruedas a los lados) e iba por todas las calles de Santa Ana, rápido, esquivando carros, frenando cuando era prudente y sin temor alguno a caerme o a ¨no poder¨. Conforme pasaba por las diferentes zonas verdes y de esparcimiento de los oficentros, le iba diciendo a la gente que estaba allí sentada, ¨que sí se podía¨ que era fácil y solamente había que arriesgarse y tener confianza.

Me sentía libre rodando por todos esos lugares, entre edificios, brincando los obstáculos, sintiendo el viento en mi cara y mi pelo suelto moviéndose de un lado al otro. En un momento vi una cuesta enorme y solo pensé:

– ¿Cómo voy a subirla en patines? Es muy empinada.

Acababa de decirle a todos que era fácil y lograble andar con patines por la vida. No puedo fallarles ni mucho menos demostrarles que no se puede. Se me caería la teoría y no estaba dispuesta a que eso sucediera.

Tomé todas las fuerzas del mundo y empecé poco a poco, a un paso mas lento, a subir esa cuesta; decidí estratégicamente subirla en zigzag, porque pensé que era más fácil que ir en línea recta. Sabía que todos me veían, sabía que estaban pensando que era imposible y que probablemente me caería o me devolvería de espaldas, por la inercia.

Apareció un perro que decidió acompañarme en la subida, me asusté porque pensé que iba a atacarme, así que tuve que cambiar un poco la estrategia y subir más rápido. Las piernas me ardían del esfuerzo; tenía mucho tiempo de no hacer deporte, así que no se me estaba haciendo tan fácil aguantar, pero no podía decepcionar a mi incrédulo público, ni a mi mini incrédula yo, que por momentos se asomaba tímidamente.

Hice un esfuerzo titánico y lo logré. Llegué a la cima y ni cansada estaba. Di media vuelta y bajé lo más rápido que pude, sin miedo y feliz.

Cuando desperté, recordé cuantas veces he soñado que voy por algún lugar, corriendo y no tengo fuerzas, las piernas se ponen lentas, no puedo correr como quisiera, las rodillas me fallan y se debilitan, es como si fuera en cámara lenta. También me pasa cuando estoy luchando contra alguien que me está atacando y trato de pelear con mis manos, mis muñecas son débiles, se doblan y no permiten mi defensa.

Hoy, luego de soñar con la libertad del patinaje, sentí que algo había cambiado. Esta vez sí había podido, a pesar de los obstáculos. Cuarenta y cuatro años después, soñé que mi cuerpo y mente me permitieron avanzar.

¿Qué pudo haber cambiado en mi inconsciente? No lo sé, pero suena esperanzador.

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