Life. Des´ree
¨Sometimes living out your dreams, ain’t as easy as it seems, you wanna fly around the world, in a beautiful balloon¨
Por alguna razón, mi primera parte del viaje era vivir la experiencia desde lo que mi mamá me había enseñado, a los lugares donde fue años atrás. Aunque ella no me sugirió ir a ninguno de ellos, el destino me llevó ahí.
Que el tiquete más barato fuera a Viena, que obviamente ahí cerquita estuvieran Budapest y Praga, no era casualidad. Definitivamente era la señal de que mi viaje tenía que empezar por ese lado.
Budapest es hermoso. Ahí me dediqué a conocer su historia de pies a cabeza. Eso me ayudó a cuestionarme muchas cosas, de lo ¨fácil¨ que ha sido nuestra vida como costarricenses y de lo poco empáticos que somos los seres humanos con los demás.
Creo que la parte que más me hizo reflexionar, fue la historia judía. No había tenido oportunidad de ir a ningún país a ver cosas del holocausto; todo lo que he visto han sido en películas y lo que estudiamos en el colegio. Sé lo que pasó, me duele espantosamente lo sucedido y por eso muchas veces he dicho que no quiero ver más documentales o películas al respecto. Es muy doloroso.
Pero estar en el lugar de los hechos, fue impactante. Tenía que vivirlo, escuchar la historia y sobre todo llevarme en el corazón, que esto no se debe olvidar. Que las historias de dolor tenemos que saber que existieron, no se pueden obviar, por que son parte de nosotros. Tenemos que sanarlas, pero eso no significa borrarlas de nuestra mente.
Luego de unos hermosos días en Buda y Pest, me fui para Praga. Definitivamente el lugar más lindo al que he ido. Para mi sorpresa, hay un muro de John Lennon y cerca a este, algunos lugares alusivos a los Beatles (que para mí es el mejor grupo de todos los tiempos), así que lo disfruté mucho. Praga fue un cambio de chip, ya no rebusqué su historia, sino que me dejé llevar por su calles y arquitectura. No pensaba en nada más que en su paisaje y en tomar fotos de cuanta cosa me gustara. Seguía teniendo a mi mamá en la mente. Veía los edificios frente al rio y pensaba en esos recuerditos que traía ella a la casa cuando volvía de sus viajes. Por supuesto les tomé fotos, quise que esas fotos fueran exactamente igual a esos souvenirs… y así fueron. Estaba orgullosa de mis dotes fotográficos.
Mi siguiente parada era Florencia; ahí corté mi cordón umbilical y me fui a lugares que no tenían que ver con mi mamá. Le di las gracias a ella por haberme acompañado mentalmente en mi camino, honré sus enseñanzas y me fui, ahora sí, a seguir explorando el mundo desde mis sueños, desde mi historia.
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